El matemático alemán August Ferdinand Möbius fue un profesor tímido, despistado y huraño. Hizo su mayor descubrimiento, la cinta de Möbius, cuando contaba casi 70 años de edad. Es fácil construir una de estas cintas: basta con unir los dos extremos de una cinta después de haber girado uno de ellos 180 grados. El resultado es una superficie de una sola cara; un insecto podría arrastrarse de un punto de la cinta a cualquier otro punto sin necesidad de pasar por el borde.
Intente pintar la cinta con una tiza. Es imposible pintar una cara roja y otra verde, porque sólo existe una cara. La popularidad y las aplicaciones de la cinta de Möbius crecieron tras la muerte de su descubridor hasta pasar a formar parte integral de las matemáticas, el ilusionismo, la ciencia, el arte, la ingeniería, la literatura y la música. La cinta de Möbius es también el logotipo universal del reciclaje, representando el proceso de transformación de los desechos hasta convertirse en recursos útiles. En la actualidad, la cinta de Möbius se encuentra en todas partes, desde las moléculas y las esculturas metálicas a la filatelia, la literatura, las patentes, la arquitectura y diversas estructuras de nuestro universo cotidiano.
August Möbius descubrió su celebré cinta al mismo tiempo que lo hacia el matemático alemán Johann Benedict Listing. Pero la impresión de Möbius exploró el concepto un poco más que Listing, ya que estudio con detalle sus extraordinarias propiedades. La cinta de Möbius es la primera superficie de una sola cara descubierta y estudiada por el ser humano. Parece inverosímil que nadie hubiera descrito las propiedades de estos objetos hasta mediados del siglo XIX, pero no hay fuentes que indiquen lo contrario. Dado que la cinta de Möbius suele ser la primera y única aproximación de mucha gente al estudio de la topología (la ciencia de las formas geométricas y sus relaciones).
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