¿Por qué se construyeron barcos de hormigón? ¿Y por qué dejaron de hacerlo?
Muchos barcos se construyeron con hormigón entre 1855 y 1945, pero con el tiempo fueron retirados del servicio, perdiendo la competencia frente a los barcos convencionales de acero.
Conoce a los barcos de hormigón y porqué se dejaron de construir
Pero los barcos de hormigón ganaron verdadera popularidad durante la Segunda Guerra Mundial. Se produjeron en grandes cantidades en los Estados Unidos, no porque fueran buenos, sino porque los barcos convencionales eran objetivos fáciles para los torpedos de los submarinos alemanes y Estados Unidos sufría una grave escasez de hierro durante la guerra. Se les llamó barcos Liberty, y su vida útil promedio era de 5 años, porque eran difíciles de reparar. Estos barcos fueron los que trajeron a gran parte del ejército durante los famosos desembarcos aliados en Normandía. Después del desembarco, se utilizaron como barreras.
Ventajas de los barcos de hormigón:
- Baratos, y requieren una tecnología de fabricación muy sencilla y un mínimo de hierro.
- No se ven afectados por el fuego ni el óxido.
- Muy resistentes, capaces de soportar golpes fuertes durante las batallas.
Desventajas de los barcos de hormigón:
- Poco maniobrables.
- En la mayoría de los casos, no reparables.
- Se hunden rápidamente hasta el fondo en caso de cualquier fuga.
Los marineros estadounidenses los apodaban "ataúdes flotantes" y eran reacios a servir a bordo. Se vendieron a empresas privadas después de la guerra y muchos de esos barcos siguen flotando hoy en día.
Conclusión
En conclusión, los barcos de hormigón se construyeron inicialmente como una solución económica y pragmática para las necesidades de transporte marítimo, destacando por su resistencia al fuego y al óxido. Durante la Segunda Guerra Mundial, ganaron popularidad debido a la escasez de hierro y su capacidad para soportar daños en combate. Sin embargo, su falta de maniobrabilidad, dificultades para las reparaciones y su tendencia a hundirse rápidamente en caso de daños hicieron que fueran menos preferidos por los marineros, ganándose el apodo de "ataúdes flotantes". A medida que la guerra llegó a su fin y se restauró el acceso al hierro, los barcos de hormigón fueron retirados del servicio, dejando paso a los barcos convencionales de acero que ofrecían un mayor rendimiento y facilidades para las reparaciones. A pesar de su corta vida útil en el servicio militar, muchos de estos barcos de hormigón continúan existiendo en la actualidad, como testigos silenciosos de una época pasada en la historia de la navegación. Si te gustó este post, no te pierdas el hundimiento del barco acorazado más grande de la Armada Imperial Japonesa.
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