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viernes, 11 de septiembre de 2020

El Obelisco Egipcio en el Vaticano

Hace 434 años, el papa Sixto V colocaba un obelisco de origen egipcio en el centro de la plaza vaticana de San Pedro.

La historia del obelisco egipcio de 25 metros de altura que el papa Sixto V colocó en la plaza de San Pedro, el 10 de septiembre de 1586, comenzó muchos siglos antes, cuando formó parte del circo privado del emperador Calígula, en el año 37 a. C.

Situado en las inmediaciones de la capital romana, sobre la colina vaticana, el circo de Calígula, por entonces en construcción y más tarde terminado por el emperador Nerón, tenía como escultura central el célebre obelisco egipcio.

Según la creencia tradicional, durante la época de Nerón, en inmediaciones del obelisco, habría sido torturado y crucificado el apóstol San Pedro, por lo que el monumento saltó a la historia como el testigo mudo.

Hasta 1586, cuando Sixto V ordenó al arquitecto Domenico Fontana reubicarlo en el centro de la plaza de San Pedro, el obelisco sobrevivió a la caída del Imperio Romano y permaneció intacto en el mismo sitio.

Trasladar el monumento, de más de 300 toneladas de peso, demoró un año y requirió el esfuerzo de 900 hombres, 75 caballos y un despliegue técnico de herramientas y sistemas que garantizaran su integridad.

Originalmente, el obelisco estuvo coronado por una esfera de bronce que, según la tradición popular, contenía las cenizas de Julio César, un mito que quedó desterrado con la remoción de la ornamenta y la constatación de que estaba vacía.

El papa Sixto V ordenó suplantar la bola de bronce con una cruz cristiana y grabar una oración de exorcismo sobre la base del obelisco egipcio para desterrar definitivamente la antigua superstición.

Hacia el año 1817, el obelisco fue remodelado para transformarlo en un reloj solar, rodeado a la altura del suelo por varios discos de mármol para dar forma a una rosa de los vientos y una meridiana en la que la sombra marca el paso de las horas.

El Obelisco Egipcio en el Vaticano

martes, 9 de junio de 2020

El asesinato de Nerón

Uno de los personajes más controversiales de la antigua Roma, uno de esos tiranos que la historia recuerda fervientemente: Nerón.
Aquí te contamos brevemente porqué es tan rememorado y cómo fue encontró la muerte en una Roma plagada de traiciones, asesinatos y complots por el poder.

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Neron antigua Roma

El asesinato de Nerón

El 9 de junio del año 68 d.C., era asesinado Nerón Claudio César Augusto Germánico, último emperador romano de la dinastía Julio-Claudia, comúnmente asociado con un mandato tirano y extravagante que persiguió implacablemente a numerosos miembros de la nobleza romana.

Durante su gobierno, que ejerció desde del 13 de octubre del año 54 hasta el día de su muerte, Nerón se mostró ambicioso y megalómano, dirigiendo el destino de los romanos conforme a sus caprichos.

Entre algunos de los capítulos más crueles de su vida, se menciona el asesinato de su hermanastro, Británico, o el de su propia madre, Agripina, con quien Nerón mantuvo una relación conflictiva y controversial.

La coyuntura política, sumada a los asesinatos intrafamiliares, la constante humillación de las familias más tradicionales y el saqueo a las arcas públicas para financiar sus festines, llevaron la impopularidad de Nerón hasta niveles críticos.

Si bien los senadores romanos fueron siempre complacientes con Nerón y sus caprichos imperiales, finalmente terminaron por adoptar una postura adversa, al declararlo públicamente enemigo de Roma.

El 9 de junio del año 68, después de abandonar la ciudad de Roma durante la noche, Nerón se ocultó en una de sus propiedades y ordenó a Epafrodito, su fiel secretario, que lo matara de una puñalada en la garganta.

martes, 2 de abril de 2019

Curiosidades sobre la muerte del Papa Juan Pablo II

Hoy 2 de abril de 2019, se cumplen 14 años del fallecimiento de San Juan Pablo II, el Papa peregrino que viajó por el mundo y se convirtió en uno de los líderes más influyentes del siglo XX. Aquí 6 cosas que tal vez no sabías sobre su muerte.

Curiosidades sobre la muerte del Papa Juan Pablo II

Curiosidades sobre la muerte del Papa Juan Pablo II

1. Murió de un colapso cardiocirculatorio

San Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005 a las 09:37 p.m. (hora de Roma) en la víspera del Domingo de la Misericordia, una fiesta establecida durante su pontificado. Sufrió un “choque séptico con colapso cardiocirculatorio debido a una infección, ya detectada, de vías urinarias”.

2. Su funeral duplicó la población de Roma

A su funeral asistieron 75 jefes de estado, incluyendo presidentes, príncipes, entre otras autoridades. La población de Roma se duplicó durante ese evento y los asistentes esperaron más de 24 horas para verlo en cuerpo presente.

3. Sus últimas palabras fueron en polaco

El informe del Vaticano precisa que seis horas antes de su muerte, Juan Pablo dijo en polaco, “con una voz muy débil y con palabras murmuradas, 'Déjame ir a la casa del Padre'”.

4. Escuchaba la oración de los fieles días antes de su muerte

Miles de fieles se reunieron para orar en voz alta y hacer vigilia en la Plaza de San Pedro en los días previos a su muerte.

El entonces Arzobispo de Cracovia y Secretario Personal de Juan Pablo II durante más de 40 años, Cardenal Stanislaw Dziwisz, aseguró que el Papa escuchaba las oraciones de la multitud.

5. Sumamente enfermo dio una última bendición desde su ventana

Tras su fallido y conmovedor intento de dar la bendición “Urbi et Orbi” el último Domingo de Pascua de 2005, el cual arrancó los aplausos y el llanto de los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro, el Papa Juan Pablo II, volvió a asomarse a la ventana de su habitación el miércoles 30 de marzo para dar la bendición.

6. “Concelebró” una Misa en su agonía

El informe del Vaticano detalló que los ojos de Juan Pablo II estaban prácticamente cerrados durante una Misa celebrada al pie de su cama en la tarde del 31 de marzo de 2005.

“Pero en el momento de la consagración, débilmente levantó su mano derecha dos veces, es decir, cuando se eleva el pan y el vino. Hizo un gesto indicando que estaba tratando de golpear su pecho durante la recitación de la oración del Cordero de Dios”.

Ese día el Cardenal Marian Jaworski, amigo íntimo desde que ambos eran jóvenes sacerdotes en Polonia, le administró el sacramento de la unción de los enfermos.

martes, 24 de febrero de 2015

Origen de la frase "La suerte está echada"

Alea jacta est o Alea iacta est es una locución latina de uso actual que significa se echó el dado, el dado fue echado o la suerte está echada. Pero esta frase tiene un origen histórico que entenderemos mejor leyendo este arículo curioso.

Origen de la frase "La suerte está echada"

Origen de la frase "La suerte está echada"

"La suerte está echada" es una expresión atribuida por Suetonio a Julio César en el momento de cruzar el río Rubicón, límite entre Italia y la Galia Cisalpina (provincia que el Senado romano le había asignado). Con este paso, se rebeló contra la autoridad del Senado y dio comienzo a la larga guerra civil contra Pompeyo y los Optimates. Según algunas versiones, César usó el imperativo “jaci” en lugar del pasivo “jacta est” (“¡Echad la suerte!”).
La frase en griego (ανερριφθω κυβος) está, pues, en Menandro  y Plutarco Caes.  En latín, tal vez la traducción más rigurosa sería: "jacta esto alea" y podríamos traducirla como"que se lance el dado" "que esté el dado lanzado" con el sentido que arriba se ha comentado.
La oración implica que él había tomado el riesgo y pasado un “punto de no retorno”, es decir, él no podía retroceder de lo que había hecho, como el jugador que ha apostado todo a una tirada de dados.
Hoy en día, la frase significa dar un paso irrevocable, generalmente de riesgo o confrontación.
Política y retóricamente, las dos orillas del Rubicón, separadas por un estrecho caudal muy fácil de cruzar, representan la seguridad de la pertenencia a la tiranía y la peligrosa libertad.