El Sanatorio mental "Dixmont" fue una institución mental clausurada ya hace 32 años y las razones de su clausura dieron en el descubrimiento de una aterradora historia.
Muchas técnicas, hoy consideradas inhumanas, se aplicaban en el Dixmont, como las terapias de electroshock, las lobotomías y las camisas de fuerza. Los enfermos mentales podían ser sumergidos durante horas en una bañera con agua helada. Este baño podía incluir la aplicación de hielo sobre la cabeza o las vendas alrededor de los ojos y de los oídos, para aislarlos de la percepción de otras sensaciones. También se empleaban las mangueras para rociar a los pacientes con fuertes chorros de agua fría.
Un día, una investigadora extranjera llegó al lugar y descubrio el terrible secreto del "éxito" del instituto, que garantizaba la recuperación de todos sus pacientes.
Todo aquel que se comportara "inadecuadamente" era asesinado en público y los enfermos, llenos de miedo, solían suicidarse.
Aquellos cuyo estado mental era tan grave como para no comprender la situación eran tambien asesinados. Entonces solamente quedaban vivos los que no estaban tan mal, logrando recuperarse.
Personas que pudieron ingresar al lugar dicen que aun las almas de los pacientes continúan en la estructura del ahora abandonado Hospital Dixmont.
De la enorme edificación, actualmente, sólo se conserva el cementerio del hospital, en el que muchos pacientes fueron sepultados en sencillas tumbas que se distinguen con simples piedras marcadas con números.
Existen más de 1300 lápidas. Al parecer, los propietarios de los terrenos en los que se elevaba el Dixmont poseen un libro de registro que identifica los números con cada uno de los pacientes enterrados.
(Las imágenes corresponden a una paciente del hospital y una lápida del cementerio que solo tiene números)
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Muchas técnicas, hoy consideradas inhumanas, se aplicaban en el Dixmont, como las terapias de electroshock, las lobotomías y las camisas de fuerza. Los enfermos mentales podían ser sumergidos durante horas en una bañera con agua helada. Este baño podía incluir la aplicación de hielo sobre la cabeza o las vendas alrededor de los ojos y de los oídos, para aislarlos de la percepción de otras sensaciones. También se empleaban las mangueras para rociar a los pacientes con fuertes chorros de agua fría.
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Todo aquel que se comportara "inadecuadamente" era asesinado en público y los enfermos, llenos de miedo, solían suicidarse.
Aquellos cuyo estado mental era tan grave como para no comprender la situación eran tambien asesinados. Entonces solamente quedaban vivos los que no estaban tan mal, logrando recuperarse.
Personas que pudieron ingresar al lugar dicen que aun las almas de los pacientes continúan en la estructura del ahora abandonado Hospital Dixmont.
De la enorme edificación, actualmente, sólo se conserva el cementerio del hospital, en el que muchos pacientes fueron sepultados en sencillas tumbas que se distinguen con simples piedras marcadas con números.
Existen más de 1300 lápidas. Al parecer, los propietarios de los terrenos en los que se elevaba el Dixmont poseen un libro de registro que identifica los números con cada uno de los pacientes enterrados.
(Las imágenes corresponden a una paciente del hospital y una lápida del cementerio que solo tiene números)
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